La princesa y las umpalumpas

Había una vez una graciosa princesa (sí, del Guisante) que fue prometida por un apuesto príncipe montado en un corcel blanco, procedente de los establos de Quanondaele. Al principio, la princesa de espíritu libre sentía cierta inclinación cuando su príncipe le abría galantemente la puerta o la mimaba con regalos y escapadas de fin de semana. Sin embargo, pronto sus objeciones se desvanecieron [...]